jueves, febrero 10, 2005

15.



Me acogías en tus brazos


y me decías

que era casi la única que te había querido por ti.



Yo respiraba desde tu pecho

y sonreía

pensando que vivo en el absurdo

y que perteneces a otro rango de estrellas

a las que el hombre todavía no conoce

y tardará siglos en llegar.

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